Un posteo del concejal Volponi contra Alfonsín hizo estallar la relación del interbloque en el Concejo. Los radicales no querían sentarse en sus bancas. Apaciguó el senador. La oportunidad perdida de las compensaciones y lo que dejó el paso de Kicillof.
Por Ramiro Melucci
–Que no se quiebre por lo que dijo un concejal –pidió por teléfono el jefe del radicalismo local, Maximiliano Abad. Pero lo repitió, una y otra vez, con el añadido de algún improperio.
El senador hablaba con sus referentes en el Concejo Deliberante, que habían amenazado al PRO con no sentarse el jueves en sus bancas o no votarle un solo expediente al gobierno de Guillermo Montenegro. Habían estallado cuando vieron que el concejal Guillermo Volponi, inspirado por el presidente Javier Milei, vituperó en un posteo en X al expresidente Raúl Alfonsín.
Ni siquiera lo escribió el, todo chamullo. De su gobierno, uno de los más desastrosos del último periodo democrático, peor que Alberto, de sus “hitos” el más significativo, haber favorecido un golpe en contra de uno de su mismo partido, traidor y como olvidar la híper inflación.…
— Guillermo Volponi (@GuilleVolponi) October 30, 2024
En limpio: un concejal del PRO, vocero del gobierno de Montenegro en algunos asuntos (sobre todo los vinculados con el deporte), estaba destratando a un prócer de la UCR, su socio en el Concejo y el municipio. Era imposible que no explotara el interbloque.
Para ese entonces, el bloque de la UCR ya había anticipado que al día siguiente, en la sesión, haría un homenaje a Alfonsín a 41 años de su triunfo electoral. Después de poner en duda el plenario (si los concejales no se sentaban en sus bancas probablemente el oficialismo en pleno no hubiera dado quórum para no perder las votaciones), los radicales acataron la orden de Abad, pero exhibieron por todos lados la interna.
Al punto de que, quizás por primera vez en la historia del Concejo, un concejal utilizó una cuestión previa para lapidar a un compañero de interbloque. Daniel Núñez dedicó su intervención a Volponi. “Algunas cosas que se escriben en redes me hicieron cambiar lamentablemente lo que quería decir”, empezó.
Núñez cuestionó la “escala de valores” y la “estatura moral” de Volponi. Pero fue más allá cuando lanzó: “Quizás uno entienda algunos sobrenombres que andan dando vueltas sobre algunos de nosotros los concejales”. Se refería, claro, al del edil del PRO: otro insulto.
El jefe del bloque oficialista, Agustín Neme, había tratado de calmar la tensión con los radicales para que la sesión se llevara adelante. Y cuando supo que finalmente la sesión se haría le avisó a Volponi que en la cuestión previa lo iban a “raspar”. Le rogó que respirara hondo y no contestara. Si lo hacía, nadie sabía cómo podía terminar la tarde. Volponi le hizo caso. Pero el que se paró y salió a tomar aire apenas escuchó la alusión al sobrenombre fue él. Volvió a su lugar cuando Núñez terminó de hablar.
El concejal Agustín Neme, presidente del bloque de Vamos Juntos, se levantó mientras hablaba el radical Núñez.
Por fuera del Concejo también cruzaron a Volponi la secretaria de Desarrollo Social, Vilma Baragiola, el diputado provincial Diego Garciarena y el presidente electo de la UCR local, Gustavo Serebrinsky. “No reivindicar al exmandatario habla de la poca formación del edil”, sentenció el secretario de Participación Ciudadana y Descentralización.
En ese ambiente de trabajo debe seguir funcionando el interbloque que le vota los proyectos a Montenegro. En un momento en que, por Milei, los andariveles del PRO y la UCR se alejan cada vez más. Lo que queda reflejado en el comportamiento de los líderes locales: Montenegro lo imita y lo abraza; Abad lo acusa de atacar, difamar y mentir.
Tan altas son las llamaradas del incendio oficialista que dejan en un segundo plano la nueva controversia del intendente y Axel Kicillof. Montenegro acusó a la Provincia de apostar al caos en la avenida Jorge Newbery para perjudicar a la ciudad. Lo hizo unos días después de reunirse con el ministro de Seguridad, Javier Alonso, y poco antes de que el gobernador llegara a la ciudad para inaugurar las finales de los Juegos Bonaerenses.
Pero Kicillof le bajó el tono a la confrontación. Dijo que va a aprobar el proyecto de Coto para la avenida cuando el hipermercado termine de presentar lo que se le pidió. El bloque de Unión por la Patria, que tiene diálogo con Vialidad provincial, asegura que esa obra es para una mínima parte de la avenida, la más vinculada con las actividades de Coto. El Ente Municipal de Vialidad y Alumbrado (Emvial) busca hacerlo confluir con el proyecto elaborado por los equipos técnicos municipales, que consiste en que Newbery tenga dos manos de ida y dos de vuelta en el tramo que va de Mario Bravo a la sede de la UTOI. Un proyecto que cuesta alrededor de $ 5000 millones.
No es toda la avenida, pero el municipio cree que es la parte más necesaria. ¿Y los fondos? Jura que saldrán del hipermercado y de compensaciones de los countries de la zona. Para el kirchnerismo, un discurso para la tribuna. “¿Les van a pedir $ 5.000 millones a los privados?”, planta la duda.
Por Milei, los andariveles del PRO y la UCR se alejan cada vez más. Lo que queda reflejado en el comportamiento de los líderes locales: Montenegro lo imita y lo abraza; Abad lo acusa de atacar, difamar y mentir.
El debate de Newbery generaba un marco ideal para acordar una ordenanza que estableciera un criterio para calcular las compensaciones económicas por las excepciones que otorga el municipio. Hubo algunos que lo creyeron posible hace pocos días, cuando el Ejecutivo finalmente elevó las respuestas a las consultas que en febrero le habían formulado los concejales sobre el borrador que había presentado. Lo empezaron a ver más cerca cuando la presidenta de la comisión de Obras, la oficialista Angélica González (Coalición Cívica), anunció una nueva reunión de la comisión de compensaciones. Pero se desengañaron en el momento en que González mandó el mensaje de que el encuentro se suspendía porque los funcionarios municipales que forman parte de la comisión no podían asistir. “¿Para cuándo se pasa?”, indagaron algunos. La respuesta fue desconcertante: una prórroga hasta el 25 de julio del año que viene. Pleno año electoral. Casi como decir “no se hace más”.
Con semejante prórroga, el Gobierno municipal se aseguró la facultad –vía mayoría del Concejo– de establecer a su criterio las compensaciones.
El peronismo también vive días de desconcierto. Fernanda Raverta, la jefa local de Unión por la Patria y gran anfitriona de los funcionarios nacionales y provinciales en el período anterior, no acompañó a Kicillof a su paso por Mar del Plata, como tampoco lo había hecho cuando el gobernador desembarcó en Santa Clara para encabezar un plenario.
La puja por las riendas del PJ nacional entre Cristina Fernández y Ricardo Quintela exacerbó la interna bonaerense de La Cámpora con el gobernador. Aunque las invitaciones para participar de la inauguración de las finales de los Bonaerenses llegaron, en el kirchnerismo local consideraron prudente no asistir. De todos modos, una delegación del bloque del Concejo acudió al encuentro del mandatario provincial en la puesta en valor de la secundaria 38.
Las concejales de Unión por la Patria Verónica Lagos y Valeria Crespo, la de Acción Marplatense Eva Ayala y Miguel Guglielmotti, también de UxP, junto al gobernador Axel Kicillof en la inauguración de la puesta en valor de la secundaria 38.
La cautela también había sido una característica del primer encuentro de la Mesa Cristina Presidenta en el club Huracán. Allí asistieron algunos de los dirigentes que son funcionarios de Kicillof en Mar del Plata. Ninguno salió en la foto de familia que publicó la extitular de Anses.
En el kirchnerismo vernáculo juran que las relaciones personales con Kicillof y su gabinete no sufrieron alteraciones. Y esperan que la batalla interna amaine, sobre todo luego de la decisión de la jueza María Servini de rechazar el planteo de Quintela y asegurar la conducción de Cristina en el PJ.
En medio de la confusión, Gustavo Pulti no ha desaprovechado ningún momento para sacarse fotos con el gobernador. El acercamiento a Kicillof implicó un rotundo alejamiento de Montenegro. Solo hay que escuchar a sus concejales para constatarlo.